Muchos países quedaron con cicatrices tras la Segunda Guerra Mundial, pero ninguno sufrió tantas pérdidas como la Unión Soviética.
"Estaba cruzando un pantano y de repente vi unas botas entre el barro", recuerda. "Un poco más allá, encontré un casco soviético. Luego retiré un poco de musgo y vi un soldado. Me sorprendió. Era 1983, yo estaba a 40 kilómetros de Leningrado y ahí estaban los restos de un soldado que no había sido enterrado. Después de eso, encontré otros y nos dimos cuenta de que estos cuerpos estaban en todas partes... a una escala masiva".
Reportaje de BBC Mundo
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