Consiste en subsidios a los productos importados. Por lo tanto,
un producto comprado (de empresa de otro país) que tiene tipo de ICMS
de un 18%, se talla en un 12% en el estado brasileño donde fue
desembarcado y en un 6% en el estado de destino (donde se venderá al
consumidor). Sucede que el interés aplicado por el llamado “estado de
origen” recibe un subsidio, llamado de crédito presumido, de un 75% del
valor del impuesto. Así, el tipo en un 12% cae, en la práctica, a un 3%,
que pasa a funcionar como una tasa de cambio favorecida.
El producto importado, entonces, paga, al todo, un 9% de Impuesto de Operaciones Relativos a la Circulación de Mercancías y sobre la Prestación de Servicios de Transporte Interprovincial e Intermunicipal y de Comunicación – el nombre oficial del ICMS. O sea, un 3% en el estado de origen y un 6% en el estado de destino. El subsidio genera una competencia predatoria al producto nacional, que, sin subsidios, paga un 18% del tipo inicial de ICMS.
Los estados de origen se benefician con el establecimiento de empresas importadoras en su territorio y con el movimiento de sus puertos.
Unión y estados discuerdan sobre la solución
Agência Senado, março 2012
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